Los celulares, tabletas y otros dispositivos electrónicos pueden ayudar al aprendizaje de los niños. Sin embargo, su utilización excesiva tiene un impacto negativo en el desarrollo del lenguaje, advierten especialistas.
El principal factor es que disminuyen su capacidad de expresión y vocabulario. También puede significar que el cerebro no organice mejor.
En ese sentido, existe el riesgo de que los chamos desarrollen una conducta asocial por no interactuar, su comunicación no es fluida y cara a cara con su entorno.
Es importante que los padres presten atención a esto y limiten el tiempo en que sus hijos hacen uso de los celulares y las tabletas. De esta manera, se previene que los niños experimenten retraso del lenguaje y que se aíslen de las personas más cercanas a ellos porque es a través de la interacción social, y en especial con su familia, que podrá aprender palabras, expresar emociones, pensamientos y comprender el vocabulario.
Estudios refieren que los padres y familiares más allegados son referentes para que los menores tengan nuevas expresiones y conozcan los modelos lingüísticos. Todo esto va relacionado con la atención, el contacto visual, la sonrisa, la imitación y los gestos.
“Una persona que está conectada a un aparato electrónico es una persona aislada. Con los adultos pasa y en un niño que está formando lenguaje, significa un niño que no habla, que no se comunica, es como si fuera sordomudo”, expresó la psicóloga y profesora Yadira Hidalgo, tras una consulta de Últimas Noticias.
Otros riesgos
Por otra parte, los niños están expuestos a diversos contenidos que imitan, llegando a copiar estilos de hablar diferentes a lo suyos.
“Viendo comiquitas es muy difícil que desarrolle el lenguaje. Hay que darse cuenta, los niños están utilizando hasta un vocabulario de otras culturas. Pero si en casa los papás están atados a un celular o tableta, pues es difícil que el niño logre nexos y lazos afectivos”, agregó Hidalgo.
La psicóloga añadió que los niños al imitar e internalizar conductas pueden adoptar formas de comunicación que sustituyen las palabras o códigos de comunicación tradicionales, como el de las aplicaciones de chat.
Al estar los niños inmersos en ese entorno, pudiera significar que no aprendan o retrasen su desarrollo lingüístico. Por ejemplo, los emojis son una forma de expresión más expedita entre los adultos y si se permite a los niños que lo utilicen es un factor de riesgo para que ellos no internalicen un correcto vocabulario.
Para la distracción
Julia Isabel Martínez Gutiérrez, pediatra, también indicó que el tema es de preocupación porque es una realidad que enfrentan a diario en las consultas, cuando la tendencia actual es que los padres, los abuelos, familiares, nanas y cuidadoras utilizan equipos audiovisuales, tabletas, celulares y pantallas para distraer, entretener y calmar a los niños.
“Estos dispositivos, empleados sin el control de exposición, limitan el abordaje a la sagrada y estimulante lectura de cuentos, historias, conocimientos, curiosidades; esto en consecuencia repercute en el desarrollo del lenguaje coherente, con ideas estructuradas y por ende tampoco ayuda en el desarrollo de un pensamiento psicosocial efectivo en nuestros niños”, dijo la pediatra en entrevista con ÚN.
Recalcó que esto sólo resulta en dificultad al momento de expresar palabras, una mala dicción, e incluso, limitaciones al aprender otros idiomas.
Al respecto, la especialista subrayó que la tecnología avanza a pasos agigantados, pero se debe ser garantes de su control; hay que nutrir el razonamiento de los niños para que sea coherente, lógico, estimularlos a crear y leer.
Martínez Gutiérrez resalta que el bienestar de los chicos no debe ser negociable, hay que mostrarles las diferentes opciones para entretenerse, darle valor a los juegos de mesa, buscar siempre tiempo de calidad para junto a ellos, crecer en armonía y nutrirlos con afecto.
“No es una opción quitarles las pantallas, pero si moderar el tiempo de exposición a las mismas y orientarlos sobre su buen uso”, puntualizó.
Desde el punto de vista de la salud, el uso excesivo en niños de los dispositivos pueden promover el sedentarismo, que es un factor de riesgo para sufrir obesidad infantil.
Un menor que está en pleno desarrollo también puede adquirir dolencias no propias para su edad por el uso desproporcionado de aparatos electrónicos como el celular.
Estudios
Varios estudios han abordado el tema del uso excesivo de dispositivos electrónicos. En niños se afirma que uno de cada once pequeños y jóvenes que tienen entre 8 y 18 años son adictos a estos avances tecnológicos.
Además, se estima que la exposición de los menores a las pantallas tuvo un aumento acelerado de al menos un 500% durante la pandemia por la enfermedad del covid-19, con un 48% de que pasaba más de seis horas frente a los dispositivos, de acuerdo con agencias internacionales.
En Europa, sólo en España, se tiene un registro que los estudiantes de secundaria pasan por lo menos cuatro horas todos los días haciendo uso del internet a través de los electrónicos, eso es mucho más tiempo del que deciden dedicar a sus estudios.
Los principales contenidos que consumen son de las plataformas audiovisuales como Netflix y Youtube, así como de aplicaciones para juegos.