Francis Gabriela Tineo
La noche del lunes 20 de marzo Jonathan Lobo Liscano, de 54 años de edad, regresaba de casa de su madre hasta en el Barrio Antonio José de Sucre al sur de Valencia cuando fue sorprendido por un grupo de sujetos que portaban armas largas y cortas.
Con tantos cañones apuntándole no tenía escapatoria: lo obligaron a ingresar calladamente dentro de su vivienda y allí al menos seis encapuchados le propinaron una paliza despiadada. Después de robar objetos de valor, los delincuentes se dirigieron a la bodega que funcionaba en un espacio dispuesto bajo el mismo techo de la casa de la víctima y arrasaron con toda la mercancía.
La mamá de Jonathan, Ángela Liscano, fue quien encontró a su hijo moribundo, con la ropa ensangrentada y maniatado. “Esta mañana iba para el CDI y de camino pasé por la casa de mi hijo. Vi que el portón estaba abierto y me pareció raro. Después me fijé que la bodega también estaba abierta pero no había nadie, entonces entré y lo vi. Estaba amarrado con lazos, tenía un trapo en la boca y las trenzas de los zapatos enredadas”, detalló.
La señora llamó a la policía que procedió a la denuncia y después se trasladó con Jonathan a la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET), donde fue atendido de emergencia.
Los médicos tuvieron que intervenir quirúrgicamente para lidiar con la hemorragia interna del paciente. “Los doctores dijeron que tenía mucho líquido en el área abdominal y que había que operarlo rápido”, explicó Liscano en las afueras de la sala de trauma choque del centro de salud.