La Formula 1 sigue en el ojo del huracán una demanda millonaria les podría dejar grandes perdidas en el gran Premio de Las Vegas.
Un famoso bufete de abogados de Las Vegas pide 30.000 euros para los más de 35.000 desalojados tras el alcantarillazo a Sainz en los primeros entrenamientos libres.
Carlos Sainz y Ferrari fueron los grandes daminificados de la alcantarilla maldita que destrozó su SF23, le hizo penalizar 10 puestos y bloqueó la sesión del viernes en el flamante Gran Premio de Las Vegas.
El cabreo del español, y de Vasseur, por lo deportivo y lo económico (valoran los daños en el suelo en más de un millón de euros) vino además de por la sorpresa, por el lavado de manos de los comisarios de la FIA con algo evidentemente injusto. La presión de algún equipo (se rumorea Mercedes) tampoco dejó moverse hacia la piedad a los jefes deportivos de la carrera.
Pero hete aquí que pueden no ser los únicos que salgan con una cornada de la millonaria cita americana, que se estima ha erogado más de 1.000 millones en beneficios a la F1. En el país de los abogados como es Estados Unidos, era cuestión de tiempo que alguien agrupara a quien se sintió maltratado, y fueron 35.000 según estimaciones.
El bufete de abogados Dimopoulos, en colaboración con JK Legal & Consulting, ha presentado una demanda colectiva en nombre de los 35.000 espectadores por un montante individual de 30.000 euros por persona al entender que el problema de la alcantarilla no fue suyo, sino del campeonato por no asegurar que todo estaba bien, es decir, por «incumplimiento de contrato, negligencia y prácticas comerciales engañosas», del GP de Las Vegas y TAB Contractors, empresa encargada del mantenimiento de la pista.
«Reivindicaremos los derechos de los aficionados que recorrieron grandes distancias y pagaron pequeñas fortunas para asistir, pero se vieron privados de la experiencia. Además, los demandantes reclaman daños y perjuicios por angustia mental en una cantidad a determinar por el jurado que sea justa y razonable», aseguran, añadiendo que no se les devolvió el coste de la entrada pese a que estaba garantizado si se cancelaba alguna sesión.
Muchos espectadores pagaron entre 600 y 1.000 euros por 9 minutos de entrenamientos, apenas seis o siete coches rodaron, justo antes del momento en que Sainz pisó la alcantarilla mal sellada, lo que obligó a parar la sesión. Y a retrasar la segunda tanda un par de horas por tener que arreglar medio centenar de alcantarillas, pese a lo que resistieron a duras penas en sus localidades, para que finalmente fueran evacuados y no pudieran ver el Libre 2 por motivos logísticos.
Al parecer muchos empleados de limpieza y transporte ya excedían sus horarios para llevar público o limpiar por ejemplo el Paddock Club VIP (unos 20.000 euros por entrada) y la organización decidió cortar por lo sano y mandar a todos a casa, eso sí, con un vale compensatorio de 200 euros para gastar en la tienda oficial del campeonato.
«Sabemos que ha sido decepcionante. Esperamos que nuestros aficionados entiendan que hemos tenido que equilibrar muchos intereses, incluida la seguridad de todos los participantes y la experiencia de los aficionados durante todo el fin de semana de la carrera», asegura la directora ejecutiva del Gran Premio de Las Vegas, Renee Wilm, pero parece ser que no.