La crisis sanitaria en el río Sena continúa ensombreciendo la celebración de los Juegos Olímpicos de París. Por quinta ocasión desde el inicio de las competencias, los organizadores se vieron obligados a cancelar un entrenamiento de natación en aguas abiertas debido a la elevada contaminación del agua.
Esta situación ha generado un creciente malestar entre la comunidad deportiva y ha puesto en entredicho la capacidad de París para albergar de manera segura eventos acuáticos.
Las consecuencias sanitarias de esta crisis son cada vez más evidentes. Al menos dos atletas suizos han tenido que abandonar los Juegos Olímpicos debido a infecciones contraídas tras nadar en el Sena. Asimismo, la triatleta belga Claire Michel fue hospitalizada por una bacteria intestinal presente en el río, lo que llevó a su país a retirar al equipo de relevos mixtos de la competencia.
La contaminación del Sena plantea interrogantes sobre la gestión del agua en la capital francesa y sobre la capacidad de las autoridades para garantizar la seguridad de los atletas y del público.
Expertos advierten que esta situación podría tener un impacto duradero en la reputación de París como ciudad anfitriona de grandes eventos deportivos.